«Bio-ética» = «ética de la vida»

La confirmación precisa y firme del valor de la vida humana y de su carácter inviolable, irreductible, que por su valor intrínseco, reclama ser tratada con amor de benevolencia.
La responsabilidad de la promoción y defensa del derecho a la vida, un compromiso existencial y práctico a favor de todas las personas, en especial, de los más débiles
Argumentar auténticamente la existencia y la condición espiritual del alma humana en diálogo real con las ciencias biomédicas contemporáneas.
Es una ciencia moral, no técnica, que ofrece criterios éticos a las ciencias experimentales sobre la vida.

jueves, 14 de mayo de 2009

El Rey del Aborto se confiesa

Participó en 75.OOO abortos y ahora es uno de los más incansables defensores de la vida. El doctor Bernard Nathanson ha escrito el libro 'The Hand of God. A Journey from Death to Life by the Abortion Doctor Who Changed His Mind'. Se trata de la autobiografía de quien fue conocido en Nueva York como 'el rey del aborto', se convirtió luego en destacado defensor de la vida y ha acabado ingresando en la Iglesia católica. La categoría intelectual y moral del doctor Nathanson ha hecho que otros muchos que practicaban o fomentaban el aborto, incluídos algunos parlamentarios, reconozcan su error y se unan a la lucha en favor de la vida humana más indefensa. Sencillamente, el aborto y su cortejo —desde la grotesca eutanasia del doctor Kevorkian hasta los embriones congelados de Gran Bretaña— son asuntos que nunca quedarán sanjados, pues afectan al sentido mismo de la vida humana. En ningún lugar se puede ver mas clara que en Estados Unidos en este momento de la historia la división entre las fuerzas de la «cultura de la muerte» y «la civilización del amor». Las conversiones de Nathanson, primero a la causa pro-vida y luego al cristianismo, son altamente significativas, en cuanto muestras del poder de la evidencia científica y de la oración. Y manifiestan, además, la estrecha conexión que existe entre Dios y la ley natural inscrita por él en la naturaleza humana. Quien reconoce y sigue la ley natural, es muy posible que acabe encontrando a Dios y a la Iglesia.

Parte 1


Parte 2


Parte 3

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